Sesión del Foro «Argüelles el Divino” en el Club Financiero Génova, en la que se debatió sobre la obra El Principito, con el Prof. José Manuel Laureiro.

Laureiro cuenta su relación con el principito y dice que nace un caluroso día de 2001, en Jerusalén. “Al medio día se vio en una encrucijada: a un lado de la calle, un cartel que anunciaba cerveza fría y pizza; al otro, una librería en cuyo escaparate podía verse una edición en hebreo de El Principito. La curiosidad fue más fuerte que el hambre y la sed”. Estando en la librería, el terrorismo hizo estallar la pizzería Sbarro, causando 15 muertos y más de 130 heridos. Por tanto el Prof. Laureiro le debe la vida física y mental a El Principito y desde entonces caminan juntos. Al día siguiente, convaleciente, empezó a leer el texto. Desde entonces ha acumulado docenas de ediciones en todos los idiomas que quepa imaginar.

Las tres grandes enseñanzas de El Principito son:

  1. 1.- Sabe escuchar, para poder entender.
  2. 2.- Sabe entenderse a sí mismo, con lo cual puede entender a los demás.
  3. 3.- Transmite, porque ya sabe que el conocimiento que no se transmite no es conocimiento.

Felipe Debasa: “El principito es un libro para adultos sabios escrito para despistar con forma de cuento de niños”.

El Prof. Felipe Debasa, uno de los vicepresidentes de nuestro Club, acaba de terminar su último libro académico titulado “Vida y fortuna de Gabriel de Castilla, el descubridor de la Antártida”. El libro termina con una reflexión sobre si el todopoderoso Felipe II o su hijo Felipe III no habrían sentido curiosidad por viajar a conocer las maravillas de los confines de su Imperio, y una posible respuesta la encuentra en El Principito. En la conversación que mantiene con el anciano en el sexto planeta.  «El anciano se presentó como el sabio que sabe dónde están los mares, ríos, ciudades, montañas y desiertos. Pero el sabio no puede saber si son hermosos o feos pues nunca los ha visto. El sabio se definió como geógrafo que no puede estar de acá para allá contando ciudades, ríos, montañas y océanos; pues es demasiado importante para deambular por ahí. Se queda en su despacho, y allí recibe los informes”.